domingo, 22 de abril de 2012

Varias webs que hacen eco de la temática

www. acosoescolar.info
www.madrid.org
www.acoso-escolar.es  
www.psicologoinfantil.com   

   A menudo los que están siendo acosados, aquellos con los que se meten y de los que se ríen otros, se sienten tristes, tienen miedo y no cuentan lo que les pasa a nadie. El maltrato se alimenta con el silencio de todos: de los que lo hacen, de quien lo padece, y de quien lo ve y no lo remedia. Se sabe que la única forma de parar el maltrato entre compañeros es dando a conocer los hechos y los sentimientos y hablando entre todos sobre lo que está ocurriendo. Si se comunica, es más fácil que alguien nos pueda ayudar y nos facilite ideas para detener la agresión. Si los hechos se hacen públicos, el que se mete con otro tiene que dejar de hacerlo y dar cuenta de sus hechos. No debemos creer que decir la verdad acerca de nuestra indefensión y nuestras preocupaciones es de cobardes. Todo lo contrario: el cobarde es aquél que se ampara en la amenaza y que no da la cara. El maltrato entre compañeros tiene que ser comunicado a otras personas que no estén involucradas. No hay que dejar que el silencio lo aumente y dé pie al agresor a abusar con más intensidad.
     Las relaciones de maltrato se dan cuando alguien hace daño a otra persona de forma repetida. Así cree hacerse fuerte a los ojos de los demás. Se quiere demostrar que se es importante.
     Hay muchas formas diferentes de meterse con un compañero y maltratarlo:
· lograr que el compañero maltratado haga cosas que no quiere hacer y que le pueden traer problemas;
· exigirle dinero;
· hacerle el vacío, consiguiendo que los demás tampoco se relacionen con él o ella;
· insultarle, ponerle motes, burlarse, reírse de él;
· sembrar rumores, bulos; chismorrear;
· amenazarle verbalmente o por escrito (notas, mensajes en el móvil, ...);
· darle empujones, collejas, pelearse o pegarle.
    Cuando un niño o adolescente está siendo acosado, sufre varias de estas situaciones sucesivamente o a la vez, y suele ser un grupo de compañeros el que maltrata, aunque a veces sólo lo hace uno. En ocasiones el chico o chica con el que se meten los demás puede llegar a pensar que tiene la culpa de lo que le ocurre. Puede sentirse tan triste y decepcionado de sus malas relaciones con sus compañeros que tendrá problemas para concentrarse y su rendimiento académico bajará; incluso puede caer en una depresión. En todo caso, su situación personal se convierte en algo que a nadie le gustaría sufrir, y nadie debería sufrirlo.
     Los agresores cada vez se sienten más fuertes, se creen más populares y se ven poderosos, pues se les tiene miedo. Su falta de respeto por los otros y su intolerancia hacen que le vayan perdiendo el respeto a más gente, pudiendo llegar a convertirse en los matones de la clase, a los que se les tiene miedo y con los que -en el fondo- nadie quiere estar.
En las situaciones de maltrato hay una persona que se siente acosada y maltratada por  otro (u otros). El maltratador se hace el fuerte y obtiene poder ante los demás. A pesar de ello, una persona que actúa así -con desprecio y falta de respeto hacia otro- realmente no es valorada, respetada o admirada sino temida. Lo único que conseguirá será el miedo de los demás, no su respeto.
  

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