sábado, 12 de mayo de 2012

Sesión 15

Conclusiones finales:
No podemos perder de vista las medidas de prevención: la educación en valores, empatía y en el respeto de las diferencias son fundamentales para que éstas situaciones no se produzcan. También el que los papás puedan enseñar a los niños a defenderse y hacerse respetar (desde la palabra), a no reírse cuando se meten con un compañero y a poder acudir a un adulto si sienten que ellos no pueden hacer nada para dar fin a la situación. Todo esto será más fácil si existe una relación de confianza suficientemente buena entre padres e hijos y si los niños tienen una autoestima lo suficientemente sólida (ahí los papás pueden ayudar valorando sus cualidades positivas y potenciándolas, ayudándoles también a aceptar sus dificultades). Por último, es imprescindible dar valor a lo que nos cuentan los niños, para que puedan sentirse escuchados y entendidos.
Me ha supuesto un enriquecimiento personal a la vez que practico y laboral, mi paso por está temática llevada a cabo en el Instituto.
No hubiera creído nunca que me enfrentaría a varios casos de “acoso invisible”, como hemos determinado al que he centrado mi estudio y además, lo que menos aún había pensado era que podía haber presenciado un caso de acoso de una alumna a una profesora. Me pareció bastante increíble. Sobre todo por el aspecto de la alumna. Por eso, jamás debemos dejarnos llevar por las impresiones y debemos profundizar en los matices y los detalles que son los que hacen que podamos ver las cosas con claridad y lleguemos a poder dar una solución.

Sesión 14

EVALUACIÓN
Para valorar si se han conseguido los objetivos del proyecto, el procedimiento que presenta mayor validez de criterio es la observación. Este procedimiento ha de levarse a cabo con los agentes implicados en el programa (padres, profesores y alumnos), sobre todo para ver el grado de consecución del objetivo de sensibilizar a estos sobre el problema del acoso escolar.
Otros instrumentos evaluativos que sirven de gran ayuda son las entrevistas y los cuestionarios dirigidos para determinar el grado de información, concienciación y sensibilización sobre qué es el acoso, cuales son los síntomas que lo pueden determinar, por qué se debe intervenir y cómo hay que intervenir en este tipo de casos.
Todo lo expuesto anteriormente hace posible la evaluación de todo el proceso, pero más concretamente a la primera fase de reconocimiento de los casos y relativa a la información de lo que es el problema, cómo determinarlo, concienciar a todos los miembros de la comunidad educativa y de qué manera intervenir.
Para evaluar las segunda y tercera fases del practicum o proyecto, que es la intervención directa con los alumnos implicados en algún episodio de acoso, el método a utilizar será el mismo con el que se interviene, es decir, con entrevistas donde el entrevistador valora directamente las actitudes, tanto del agresor como del agredido para la solución del caso. Además, una de las partes son entrevistas de seguimiento e incluso el encuentro del grupo para establecer si se ha conseguido el cese de este tipo de conductas por parte del agresor o los agresores.
DIFICULTADES que me he encontrado llevando a cabo algunas entrevistas.
         A veces las cosas no salen perfectas y se plantean variaciones en los guiones. Se da el caso del chic@ que no quiere hablar, también hay chic@s que intentan negociar o quien no quiere cooperar de ninguna manera. Si alguna entrevista estaba yendo mal, la hemos interrumpido y hemos dicho: "Vale, si esta es tu actitud, de acuerdo. Yo creo que lo dejaremos por hoy. Te veré el próximo..."
Sin embargo, lo más frecuente es que el alumno coopere siempre que la persona que lo entrevista no es acusatoria y se atiene al guión.
VARIACIONES
· El chico no coopera: esperar en silencio hasta que hable. Si después de algunos minutos no ha dicho nada, puedes decir, "parece que no quieres hablar hoy. Quizás sea mejor que vuelvas a tu clase ahora". Entonces, a veces comienzan a hablar.
· No se les ocurren soluciones: hay que dar tiempo para pensar. No tener miedo al silencio. Si realmente no pueden dar una solución, se les puede dar una sugerencia, pero siempre con el permiso del chico. "Tengo una idea, ¿te gustaría oírla?"
· Si el chico ofrece una solución imposible o ridícula, no la rechaces negativamente.
Pregunta:"¿si eso sucediera, el acoso pararía?
· Si propone una solución que depende de otras personas, no hay que negociar. Se le comenta:
"Yo me refería a algo que pudieras hacer por ti mismo".
·"Yo no tengo nada que ver con eso". Si niega su participación, se debe echar marcha atrás y hablar de forma pausada sobre el contexto social en el que se está dando la agresión y aproximarse a la situación de la víctima. Al menor signo de admitir su participación, se vuelve al guión estipulado.
·"Él (la víctima) me lo hizo a mí antes". Cuando hacen continuas alusiones a la conducta provocativa de la víctima sintiéndose justificados en su conducta de acoso, ellos perciben que la víctima lo pide de alguna forma. No hay que rechazar la ira, la furia o la frustración del agresor contra la víctima. Hay que aceptar sus sentimientos pero, sin embargo, mantener que la víctima lo está pasando mal en esos momentos.

Tengo que decir, que mientras hemos realizado diversas entrevistas de esta temática tanto con alumnos como con profesores, también hemos atendido las necesidades diarias del Centro escolar. En más de una ocasión hemos realizado entrevistas informales que surgían de temáticas relacionadas con ésta.

Sesión 13


Metodología
     Las entrevistas que alguna vez hemos utilizado son basándonos entre otros, en el método Pikas, pero con diversas variaciones que nos han parecido convenientes a las circunstacias. Como he tenido la suerte de que mi tutor cuenta con una gran experiencia además de una sensibilidad especial para estos temas, en más de una ocasión me ha reconducido de forma muy cómoda para tratar de sacar el máximo a todos y cada uno de las entrevistas formales, informales, causales y no causales a las que nos hemos enfrentado. Lo digo así, porque en una ocasión nos hicimos los encontradizos con una afectada y provocamos en cierta forma que, finalmente, nos contara lo que estaba sucediendo.
Hago una breve referencia a este método PIKAS (MÉTODO DE PREOCUPACIÓN COMPARTIDA)
Es un método desarrollado por Anatol Pikas, psicólogo sueco del departamento de educación de la universidad de Uppsala, en 1989.
El método Pikas es un método de intervención terciaria para casos de acoso establecido en el que un grupo de chicos ha agredido a uno o más chicos de forma regular durante algún tiempo.
El método propone que los miembros del grupo de forma individual tomen conciencia de la situación en que participa, a través de charlas individuales por separado donde afloran sus miedos y reservas sobre el comportamiento intimidatorio en el que están participando.
En la parte final del método se produce una reunión conjunta en la que agresores y víctima se comprometen al cese de actitudes hostiles.
La edad adecuada para su aplicación va desde los nueve a los dieciséis años.

El planteamiento de éste método se basa en varios supuestos:
-El grupo cuando actúa participa de un componente psicológico común.
-Esos pensamientos y sentimientos del grupo son más simples que los de sus componentes individualmente.
-Cada individuo del grupo teme a nivel individual ese componente psicológico común. Este componente actúa como presión para conformarse a lo que haga el resto del grupo. Se produce lo que se llama “contagio social” (Olweus, 1998). La culpa o responsabilidad se difumina y existe miedo a convertirse en víctima si no se hace lo que dice el grupo.

Sesión 12

Las estrategias que permitan tener un centro seguro deben girar alrededor de:
- como fomentar conductas cooperativas.
- Crear actitudes antiacoso.
- Desarrollar estrategias preventivas de inclusión en el currículo.
- Utilizar técnicas de resolución y mediación en conflictos.
- Aplicar planes de modificación de conductas.
Los testigos o espectadores, tan necesarios para el ejecutor de la agresión y tan humillantes para la víctima son la clave para resolver el asunto pues éstos, más allá de que disfruten o no del espectáculo, que estén o de acuerdo con el merecimiento del accionar del acosador o no, no sienten la obligación de acusar ni serán víctimas de un castigo institucional “sólo por mirar”; es decir, que nada les impide hablar de la escena.
En esta ronda de conversación, guiada por un profesional se les debe invitar a describir los hechos con todos los detalles necesarios para luego reflexionar respecto de las consecuencias físicas si hubiera un castigo físico, psicológicas si se tratara de insultos o humillaciones o académico si el acosador hubiera elegido destruir objetos escolares o la tarea de su víctima.
Ofrecerles el anonimato de sus relatos, así como el de los protagonistas puede ayudar a una mayor sinceridad y apertura de los testigos que, en ningún caso, quieren que el acosador les “tome de punto” por delatarlo. Así mismo, el profesional debe instruir a los testigos a que, en una próxima ocasión, intenten detener la violencia sin usar más violencia y solidarizarse con la víctima.
De todo esta idea, hemos hablado con diversos compañeros de clase de los agredidos y nos han “confesado” que sabían que tenían que haber acudido a nosotros antes.
Considero que ninguna de las entrevistas y actividades que hemos ido realizando mi tutor y yo, han sido en vano.
Todas han tenido un porqué, un motivo y una respuesta a cada una de las preguntas que nos hacíamos.

Sesión 11

La detección del acoso escolar y de los agresores
Deberemos prestar atención en diversos aspectos del alumno. Estos “consejos” pueden ayudar también a los padres a reconocer en sus hijos si éstos están sufriendo acoso.
Aumentar la observación en lugares menos frecuentados por adultos (patios, vestuarios, rincones pasillos, entre clases, en actividades extraescolares…)
Recoger información de distintas fuentes (profesorado, familias, personal no docente, alumnado…)
Tener estructuras en el centro educativo donde expresar denuncias y reclamaciones (buzón de sugerencias, comisión de convivencia…)
            Debemos fijarnos también en:
-              Cambios en el estado de ánimo. Presta atención si tu hijo parece triste y decaído continuamente.
-              Cambios en el comportamiento. Si se muestra extraño y huidizo. También distraído, absorto en sus pensamientos, olvidadizo y asustadizo.
-              Nervios. El estado de nerviosimo se refleja en miedos nocturnos, micción en la cama, tics nerviosos, irritabilidad, etc.
-              Mentiras. Finge enfermedades o intenta exagerar sus dolencias: dolores de cabeza, de tripa, etc.
-              Golpes en el cuerpo. Presenta moratones o heridas.
-              Evita o falta a la escuela. Rehúsa ir a la escuela, expone objeciones varias, simula malestar. Llega a faltar al colegio y da explicaciones poco convincentes cuando se le pregunta el porqué o adónde fue.
-              No se relaciona con otros niños.
Las características de los agresores
El estudio de las características de los alumnos que acosan a sus compañeros proporciona una información de gran relevancia para la prevención. Entre las características observadas con más frecuencia destacan las siguientes: una situación social negativa, aunque tienen algunos amigos que les siguen en su conducta violenta; una acentuada tendencia a abusar de su fuerza; son impulsivos, con escasas habilidades sociales, baja tolerancia a la frustración, dificultad para cumplir normas, relaciones negativas con los adultos y bajo rendimiento y dificultad de autocrítica, problemas que se incrementan con la edad.
Entre los principales antecedentes familiares suelen destacarse: la ausencia de una relación afectiva cálida y segura por parte de los padres, que manifiestan actitudes negativas o escasa disponibilidad para atender al niño; y fuertes dificultades para enseñar a respetar límites, combinando la permisividad ante conductas antisociales con el frecuente empleo de métodos coercitivos autoritarios, utilizando en muchos casos el castigo físico. Utilización que tiende a ser justificada de forma mayoritaria en nuestra sociedad y que debe ser destacada como una condición de riesgo de violencia general, incluyendo el acoso escolar y la violencia de género.
En estudios tales como (Díaz-Aguado, Martínez Arias y Martín Seoane, 2004), también se refleja que los agresores tienen menor disponibilidad de estrategias no violentas de resolución de conflictos, detectando, además, las Adolescencia y comportamiento de género siguientes carencias en torno a las cuales convendría orientar también la prevención de este problema:
1) Están más de acuerdo con las creencias que llevan a justificar la violencia y la intolerancia en distinto tipo de relaciones, incluidas las relaciones entre iguales, manifestándose también como más racistas, xenófobos y sexistas. Es decir que tienden a identificarse con un modelo social basado en el dominio y la sumisión, que subyace tanto al sexismo como al acoso.
2) Tienen dificultades para ponerse en el lugar de los demás. Su razonamiento moral es más primitivo que el de sus compañeros, siendo más frecuente entre los agresores la identificación de la justicia con “hacer a los demás lo que te hacen a ti o crees que te hacen”, orientación que puede explicar su tendencia a vengar reales o supuestas ofensas. Y se identifican con una serie de conceptos estrechamente relacionados con el acoso escolar, como los de chivato y cobarde, que utilizan para justificarlo y mantener la conspiración del silencio que lo perpetúa. Este razonamiento más primitivo también se manifiesta en dilemas morales sobre violencia de género, que con frecuencia dejan sin responder.
3) Están menos satisfechos que los demás con su aprendizaje escolar y con las relaciones que establecen con los profesores. Parece existir, en este sentido, una estrecha relación entre la tendencia a acosar a los compañeros y la tendencia a acosar al profesorado, y entre ambos problemas y la percepción de haber sufrido este tipo de situaciones en la relación con los profesores (Mendoza, 2005).
4) Son percibidos por sus compañeros como intolerantes y arrogantes, y al mismo como que se sienten fracasados. El conjunto de las características en las que destacan sugiere que cuentan con iguales que les siguen en sus agresiones, formando grupos con disposición a la violencia, en los que se integrarían individuos que han tenido pocas oportunidades anteriores de protagonismo positivo en el sistema escolar.
5) En las edades en las que se basa este estudio, adolescencia temprana (13-15 años), en los cursos de Educación Secundaria Obligatoria en los que se experimenta una mayor dependencia del grupo de compañeros y una mayor identificación con las creencias sexistas y de justificación de la violencia.
Los resultados en diversos estudios ponen de manifiesto la necesidad de considerar simultáneamente los distintos tipos de violencia en los intentos de prevenirla desde la escuela, erradicando situaciones de exclusión desde las primeras etapas educativas, y favoreciendo la identificación con los valores de respeto mutuo, empatía y no violencia.

Sesión 10

La prevención del acoso escolar es relevante con el objetivo de reconocerlo lo antes posible, para posibilitar la solución adecuada lo antes posible. Para ello, podríamos:
Creación y difusión de estructuras y recursos para recibir denuncias, reclamaciones y quejas: buzón de sugerencias, teléfono amigo, comisión antibullying
Formación del profesorado en el manejo de conflictos y en la enseñanza de habilidades de interacción personal y social.
Formación del alumnado en habilidades que le permitan interactuar de forma adecuada (escucha activa, defensa asertiva de opiniones, peticiones, rechazos…)
Crear comisiones de alumnos que se impliquen en el desarrollo de la convivencia positiva en el centro, con representantes de todos los niveles.
Implicar a los padres para que participen en las estructuras y medidas de mejora de la convivencia del centro.
Es necesario prevenir este tipo de violencia entre los escolares, según Vicente Garrido Genovés, nos indica algunas de las causas de la presencia en la escuela, de comportamientos violentos e indisciplina:
Pérdida de capacidad socializadora de la familia
El cambio sociodemográfico vertiginoso en el alumnado
Falta de recursos económicos y humanos
Necesidad de formación del profesorado frente a la nueva realidad
Pérdida de la “cultura del esfuerzo”

Mª José Díaz Aguado marca una serie de condiciones para prevenir toda forma de violencia, incluido el acoso escolar:
Adaptar la educación a los actuales cambios sociales, desarrollando la colaboración a múltiples niveles.
Para lo cual hay que llevar a cabo importantes innovaciones educativas tanto en la familia como en la escuela: redefiniendo los papeles a partir de los cuales se estructura la interacción educativa, dando a los adolescentes un papel más activo en su propia educación, y poniendo en marcha nuevos esquemas de colaboración entre ambas instituciones así como con el resto de la sociedad.

Reconocer las múltiples condiciones de riesgo de violencia

Entre las condiciones de riesgo detectadas en los estudios científicos, y que suelen verse reflejadas en la mayoría de los casos de violencia escolar, cabe destacar: la exclusión social o el sentimiento de exclusión, la ausencia de límites, la exposición a la violencia a través de los medios de comunicación, la integración en bandas identificadas con la violencia, la facilidad para disponer de armas y la justificación de la violencia en la sociedad en la que se producen. Y faltan condiciones que hubieran podido proteger de dichos riesgos; como: modelos sociales positivos y solidarios, colaboración entre la familia y la escuela, contextos de ocio y grupos de pertenencia constructivos, o adultos disponibles y atentos para ayudar. La prevención de la violencia debería situarse en todos estos niveles, reduciendo las condiciones de riesgo e incrementando las condiciones de protección.
Mejorar el vínculo educativo y erradicar situaciones de exclusión desarrollando el "empowerment"

Los estudios sobre el origen de la violencia llevan a destacar la falta de calidad del vínculo educativo como una de sus principales causas. Para prevenirla desde la escuela es imprescindible que el profesorado desarrolle su poder de referencia así como distribuir el protagonismo académico entre el alumnado. Para incrementar con ello lo que suele denominarse en distintos foros internacionales como empowerment. La escuela debe promoverlo favoreciendo que cada alumno/a defina y desarrolle sus propios proyectos escolares.
Desarrollar alternativas a la violencia reactiva e instrumental y romper la conspiración del silencio sobre la violencia escolar

Para prevenir la violencia conviene diferenciar la que se produce de forma reactiva de la que se utiliza como un medio.
La violencia reactiva es como una explosión, que surge cuando se experimenta un nivel de tensión o de dificultad que supera la capacidad de la persona (o del grupo) para afrontarlo de otra manera. Origina más violencia al aumentar a medio plazo la crispación que la provocó; y cuando se refuerza por permitir obtener a corto plazo determinados objetivos, pudiéndose convertir así en violencia instrumental, sobre todo si se justifica y si se carece de alternativas para lograrlos de otra forma. En función de lo cual se deducen dos importantes principios de prevención de la violencia reactiva:
1) desarrollar alternativas en el sistema (estableciendo cauces) y en los individuos (desarrollando habilidades) para expresar la tensión y la dificultad de forma constructiva, sin recurrir a la violencia;
2) y reducir los altos niveles de tensión y dificultad que viven determinados colectivos.
Las personas que utilizan la violencia instrumental, para alcanzar sus objetivos, suelen justificarla, dándole apariencia de legitimidad . Este tipo de violencia tiende a perpetuarse al impedir desarrollar otros procedimientos más complejos para conseguir lo que se pretende y al producir un alto nivel de crispación, provocando una serie de reacciones de violencia que contribuyen a legitimarla. Para prevenirla conviene:
1) enseñar a condenarla, que nunca está justificada la utilización de la violencia;
2) y desarrollar alternativas (en los sistemas y en los individuos) para resolver los conflictos sin recurrir a la violencia.
Favorecer una representación de la violencia que ayude a combatirla al reconocerla como la antítesis de la justicia
 Para favorecer el rechazo general a toda forma de violencia conviene insertarlo en un contexto más amplio: los derechos humanos, estimulando el desarrollo de: 1) la capacidad para ponerse en el lugar del otro, motor básico de todo el desarrollo socio - emocional y que en sus niveles más evolucionados se extiende a todos los seres humanos; 2) y la comprensión de los derechos universales y la capacidad de usar dicha comprensión en las propias decisiones morales, coordinando dichos derechos con el deber de respetarlos.

Educar para la tolerancia y prevenir el racismo y la xenofobia

Conviene tener en cuenta también la relación que suele observarse entre violencia y la forma tradicional de tratar la diversidad en la escuela tradicional, haciendo como si no existiera. Problema que puede explicar su escasa sensibilidad para combatir el acoso racista (humillaciones, generalmente verbales, asociadas a su identidad), que tienen alto riesgo de sufrir los alumnos de minorías étnicas, especialmente si están en desventaja académica o socioeconómica; problema que suele ser muy difícil de detectar para el profesorado y que, casi siempre, va más allá de las puertas de la escuela. Para prevenirlo, es preciso incluir el tratamiento del racismo en el currículum, dentro de programas globales que proporcionen experiencias de igualdad y ayuden a erradicar la exclusión.

Prevenir el sexismo construyendo la igualdad

Para superar el sexismo y la violencia con la que se relaciona es preciso crear las condiciones que nos permitan aspirar a la totalidad de los valores, haciendo posible que nadie tenga que identificarse con problemas como el control absoluto o la sumisión.
Incrementar la eficacia educativa de la disciplina para enseñar a respetar límites
Para mejorar la eficacia educativa de las medidas disciplinarias en la prevención de la violencia, conviene tener en cuenta que:
1.-Uno de los objetivos de la disciplina es enseñar a respetar ciertos límites.
2.-La impunidad ante la violencia genera más violencia.
3.-La sanción debe contribuir a diferenciar entre agresores y víctimas, superando distorsiones.
4.-La disciplina debe favorecer cambios cognitivos, emocionales y conductuales en la dirección de los objetivos educativos y estimulando la capacidad de adopción de perspectivas
5.-El respeto a los límites mejora cuando se aprenden habilidades no violentas de resolución de conflictos.
La colaboración entre la escuela, la familia y el resto de la sociedad
Para lo cual es preciso establecer nuevos esquemas de colaboración basados en el respeto mutuo (respecto al papel que cada agente educativo desempeña), orientando la colaboración hacia la búsqueda conjunta de soluciones para afrontar mejor un problema compartido: adaptar la educación a las exigencias de una sociedad en la que las dos principales instituciones educativas, caracterizadas hasta ahora por su aislamiento, ya no están ni pueden estar aisladas.
 Poner a disposición del profesorado los medios que permitan adaptar la escuela a una situación nueva
Para llevar a la práctica los principios anteriormente expuestos es preciso desarrollar las condiciones que permitan a los profesores llevarlas a cabo. Conviene tener en cuenta en este sentido la necesidad de apoyarles, facilitando que adquieran las habilidades necesarias para conseguirlo y creando condiciones que posibiliten la cooperación entre profesores; sin caer en la frecuente tendencia a sobrevalorar las posibilidades de los profesores para desarrollar objetivos muy complejos sin los medios necesarios, ni en la tendencia contraria, infravalorando la capacidad de unos profesionales para adquirir las habilidades necesarias que permitan adaptar la educación a las exigencias de la situación actual.

Sesión 9

Nos volvemos a centrar en las familias y les planteamos diversas preguntas tanto a los padres de niños que “padecen” algún tipo de acoso por parte de sus compañeros, como de aquellos que presentan claros indicios que llevan a cabo actuaciones “en contra” o son sujetos activos de este tipo de comportamiento a sus compañeros.
Lo más importante es tratar de conocer un poco más a los padres para tratar de encontrar explicaciones a determinadas conductas de los alumnos.
Es importante recordar a las familias que tienen la responsabilidad de comunicar cualquier hecho que conozca sobre el acoso al centro, mantener adecuados canales de comunicación con sus hijos, explicitar un código de conducta sobre el acoso independientemente del papel que ocupe su hijo/a en los hechos.

Quería dejar parte del cuestionario del que he utilizado, pero no puedo incluirlo en el blog. Dicho cuestionario,  (Fernández, Villaoslada y Funes, 2002) puede verse en su totalidad en la siguiente dirección: