sábado, 12 de mayo de 2012

Sesión 6

Recordamos algunas de las consecuencias del acoso. El tutor y yo nos sentamos a reflexionar y comentar las características de cada uno de ellos.
Como sucede con otras formas de violencia, el acoso entre escolares puede dañar a todas las personas que con él conviven:
• En la víctima produce miedo y rechazo al contexto en el que se sufre la violencia, pérdida de confianza en uno mismo y en los demás, así como diversas dificultades que pueden derivarse de estos problemas (problemas de rendimiento, baja autoestima...).
• En el agresor aumentan los problemas que le llevaron a abusar de su fuerza: disminuye su capacidad de comprensión moral y empatía, identificándose con un estilo violento de interacción que representa un grave problema para su propio desarrollo, obstaculizando el establecimiento de relaciones positivas con el entomo que le rodea.
• En las personas que no participan directamente de la violencia pero que conviven con ella sin hacer nada para evitarla puede producir, aunque en menor grado, problemas parecidos a los que se dan en la víctima o en el agresor (miedo a poder ser víctima de una agresión similar, reducción de la empatía...); y contribuyen a que aumente la falta de sensibilidad, la apatía y la insolidaridad respecto a los problemas de los demás, características que aumentan el riesgo de que sean en el futuro protagonistas directos de la violencia.
• En el contexto institucional en el que se produce, la violencia reduce la calidad de la vida de las personas, dificulta el logro de la mayoría de sus objetivos (trasmisión de valores, aprendizaje, calidad del trabajo...) y hace que aumenten los problemas y tensiones que la provocaron, pudiendo activar una escalada de graves consecuencias.
- Tras pasar los cuestionarios se deducen 3 casos de acoso escolar entre chicos 3 casos en el centro de acoso invisible, entre chicas. Qué debemos hacer?
El acoso invisible del que partió la idea de hacer estas prácticas ha quedado claramente explícito. Llamo así, a un tipo de acoso más indirecto, no tan claro como el de las agresiones físicas o verbales. Como digo, se trata de la exclusión social, del desgaste de la amistad, del hacer correr falsos rumores, etc., en definitiva un tipo de acoso más soterrado, normalmente entre el alumnado femenino, y no por ello menos grave,  del que ya tenemos descritos algunos casos en el Centro.
De este tipo de acoso hemos podido detectar, al menos 1 de cada dos clases, y en algunos casos, hasta 1 por clase.
Es mucho menos “ruidoso” que otros tipos de acoso y mucho más difícil de detectar.
Aprovechando que mi tutor conoce muy bien a gran parte del alumnado del centro, ya sea por que alguno ha acudido a él para plantearle alguna duda o porque él se interesa de forma global por todos los alumnos.
Lo primero que nos planteamos.
Ser cauteloso en la aplicación de medidas y en la realización de algunas acciones para no exponerla a situaciones de riesgo.
Evitar el tratar públicamente en el aula la situación de acoso de forma que pueda sentirse aludida y experimentar vergüenza y humillación.
Proteger a la víctima durante todo el proceso de intervención:
Aumentando la supervisión y vigilancia del profesorado durante los descansos, recreos, comedor, baños, vestuarios, entradas y salidas del centro...
Creando grupos de compañeros solidarios (formados y determinados previamente) para acompañar a la víctima, fundamentalmente en los momentos de mayor riesgo.
Establecer reuniones individuales con la victima y con otros compañeros/as que favorezcan la comunicación y la libre expresión.
Desarrollar programas específicos de habilidades sociales (defensa de los propios puntos de vista, asertividad, defensa de derechos, petición de ayuda…)
Con el resto de compañeros de la clase de éstos, debemos:
Hacer saber al alumnado que no se van a aceptar agresiones de ningún tipo.
Elaborar proyectos antiviolencia: campañas, concursos de slogan…
Enseñar a poner nombre y expresar los sentimientos.
Crear y favorecer un clima escolar de rechazo a los malos tratos (violencia de género, bullying…)
Poner en marcha actividades de tutoría.
Crear grupos de ayuda: supervisores, tutores de otros niños, ayudantes de clase, ayudantes de recreo…
Favorecer el establecimiento de vínculos positivos entre los alumnos/as y la asunción de las responsabilidades personales y grupales.
Fomentar la cohesión grupal con actividades diversas (fiestas, proyectos, teatro, semana cultural…).
Potenciar en el alumnado formas sanas de compañerismo y solidaridad.
Favorecer la integración de todos los alumnos en el grupo y el desarrollo de habilidades prosociales a través de trabajos cooperativos.
-Por otro lado, nos sorprende muchísimo que nos encontramos un caso de acoso de una alumna a una profesora. Cuando cotejamos las entrevistas, Alumna/profesora, nos damos cuenta que es la segunda profesora del Centro que había tenido la misma situación con esta alumna en concreto.

Estas profesoras habían sido víctimas del Ciberbullying. Este tipo de acoso ha crecido notablemente es el acoso escolar a través de Internet, porque "ha aumentado el número de usuarios y ha descendido la edad de inicio del uso de las tecnologías.

Solo especificaremos un caso de las profesoras acosadas, ya que la segunda profesora no se encuentra en el Centro.

Por un lado, la participación de terceros, a veces sin conocer a la víctima, que hace que se multiplique el número de acosadores. Por otro, puede perdurar en el tiempo, de modo que, incluso cuando ha terminado problema en el centro escolar, el acoso puede continuar en Internet.
Y sucede que no da 'tregua' al acosado. Hasta ahora, la víctima sufría el acoso en el colegio, pero fuera de horario escolar estaba tranquilo. El 'ciberbullying' le priva también de eso: el acoso continúa en su tiempo de ocio, a través del e-mail, de las redes sociales...
Pero internet también aporta 'ventajas' a las víctimas. Por una parte, aumenta el número de espectadores que le apoyan. También le proporciona herramientas (foros...) para solicitar ayuda. Además, aporta una ventaja desde el punto de vista jurídico: queda constancia del acoso, que en muchos casos puede denunciarse por ser delitos tipificados (amenazas, injurias, suplantación de identidad...).

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