Entrevistas con las familias tanto de padres que tienen hijos titulares de las agresiones como de los padres de los alumnos que son victimas.
Para ello, contamos necesariamente con todas las familias afectadas y solicitamos su colaboración. Evitamos que los padres se sientan poco respaldados y tomen iniciativas individuales, que pueden agravar la situación de su hijo/a.
Mantendremos reuniones individuales con cada una de las familias de los afectados/as para informarles sobre la situación y las medidas adoptadas por el centro. No debemos caer en el error de buscar culpables y tender a obtener compromisos positivos.
No se aconseja tratar estos temas en reuniones generales de padres-madres. Deberemos ayudar a las familias a analizar la situación de forma realista, sin minimizar los hechos ni sobredimensionar las consecuencias.
Debemos escuchar a las familias y darles la oportunidad de que hablen de sus propios puntos de vista. Ellos son los más adecuados para darnos una visión de sus hijos que, posiblemente no se asemeje a la nuestra como docentes.
Orientaremos a las familias para fomentar el diálogo permanente padres-hijos.
Ofreceremos pautas que ayuden a afrontar de forma adecuada la situación de su hijo/a.
Resaltaremos la importancia de mantenerse alerta ante los comportamientos de los hijos/as.
Mantendremos una relación fluida y continuada centro escolar y familias con el objeto de coordinar la intervención
La actitud de los padres, es clave para afrontar el conflicto entre los alumnos.
Es importante que, a pesar de la angustia y ansiedad que puedan sentir al ser conocedores de algo así, puedan ir a hablar con el Centro (con el tutor o Jefe de Estudios, alguien que pueda conocer bien el ambiente en la clase) con la mayor calma que les sea posible. Desde ahí, se debe garantizar la seguridad del menor (mediante medidas de protección hacia la víctima y de sanción hacia el agresor). Los padres pueden pedir que se les informe de las medidas que se van a tomar, quedando ellos “al margen” de estas medidas para evitar enfrentamientos directos (con el niño agresor o su familia). También es recomendable que soliciten reuniones periódicas. Es importante que los padres puedan confiar en las acciones que va a realizar el centro, para poderles transmitir esta tranquilidad a sus hijos.
Las familias tienen derecho a participar en el proceso educativo de sus hijos, incorporando nuevas figuras en la vida cotidiana de los centros como los delegados y delegadas de padres y madres del alumnado. Los delegados representarán a todas las madres y padres del grupo, recogiendo sus inquietudes, intereses y expectativas para trasladarlas a los tutores.
El objetivo es, además de asesorar a las familias sobre el ejercicio de sus derechos y deberes, implicarlas en la mejora de la convivencia así como en la actividad docente del centro. Su elección se hará cada curso, antes de que finalice el mes de noviembre, por mayoría simple y mediante sufragio directo y secreto.
Se deben reforzar las tutorías electrónicas que hacen que los centros ofrezcan a las familias información de forma más rápida y clara. Figura la posibilidad de que padres y madres suscriban compromisos educativos, especialmente indicados para el alumnado que presenta dificultades de aprendizaje, y compromisos de convivencia, para los escolares que presenten problemas de conducta.
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